Zapatero sí tiene valores
Durante las tertulias de esta semana en "La noche de César" en Es.Radio, el director de dicho programa, César Vidal, ha mantenido en repetidas ocasiones que el actual presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está lejos de ser un político sin valores y que se mueve sólo por impulsos electorales. Distinto es que haya sido lo suficientemente inteligente como para saber cuándo podía avanzar en su intento de trasladar dichos valores a la sociedad española o cuándo debía dejarlos "en la nevera".
Yo estoy plenamente de acuerdo con don César. De Zapatero se pueden decir muchas cosas, mayormente malas, pero no que carezca de una cosmovisión del mundo que, en buena lógica, quiere imponer en nuestro país. Por supuesto, esa cosmovisión se da de tortas con la de buena parte de la población española, pero ZP ha aprendido que puede echar pulsos a la derecha social y ganarlos. Pasa exactamente lo mismo con la llamada "cuestión nacional". Aunque el Constitucional se cargue el "estatut", cosa que yo dudo, la desvertebración de España es ya un hecho. No puede ser de otra forma cuando el presidente del país cree que el concepto nación es "discutible".
Estando todavía en la oposición Zapatero dio muestras de saber lo que quería. Por ejemplo, en lo relacionado con los valores éticos y morales, cualquier duda debería de haberse despejado el día en que Rodríguez les dijo a unos niños que él quería "más gimnasia y menos religión". Más adelante nos salió con aquello que no es cierto que la verdad nos haga libres, sino más bien la libertad nos hace verdaderos. Su concepto de alianza de civilizaciones, que tanto atractivo ejerce sobre griegos y gentiles, parte de que él cree que la suya tiene mucho más que ver con los hijos de la Viuda que con los hijos de Abraham. En definitiva, Juliano el Apóstata era un alma bendita al lado de José Luis el Rojo utópico.
Con todo, el drama no es que Rodríguez Zapatero tenga valores firmes y peligrosos. No, el verdadero drama es que enfrente no tiene a nadie con la capacidad de plantarle cara de verdad. Ni políticamente ni, me temo, socialmente. De Rajoy sólo podemos esperar una mejor gestión económica. Pero el posicionamiento del PP ante asuntos como el matrimonio gay, el aborto e incluso la EpC es, como mínimo, variable. Pasa lo mismo con la susodicha "cuestión nacional". El partido de la cláusula Camps no puede ser creíble a la hora de defender la igualdad de todos los españoles. Con Aznar sabíamos a qué atenernos. Es cierto que en todo lo relacionado con la cultura de la muerte, don José María fue un absoluto desastre, pero al menos sabíamos que estábamos ante un gobernante que tenía una idea clara de lo que quería hacer con España y no dudaba en partirse la cara dialécticamente con la izquierda. Con Rajoy no sabemos a qué atenernos. Al menos yo no lo sé.
¿Y qué decir de los movimientos cívicos y la Iglesia, que sí han dado la cara contra la ingeniería social del zapaterismo? Los primeros siguen activos y hay que agradecerles que no hayan bajado del todo la guardia. Pero al mismo tiempo, causa horror el ver cómo han caído en guerras cainitas, con rupturas sonadas como la de Hazte Oir y el Foro Español de la Familia, cuyas consecuencias están afectando incluso al movimiento provida. En mi opinión, existe un defecto de fábrica en dichos movimientos. Y se manifiesta en que huyen como alma que lleva el diablo de la posibilidad de que una fuerza política diferente del PP pueda llevar sus valores al parlamento. Y si en una democracia como la nuestra ocurre que lo que la derecha social defiende en la calle no encuentra eco en el Parlamento, ¿para qué queremos esa democracia? A veces da la sensación de que piensan que el bien mayor para este país es que el rajoyismo gobierne. Para mí, el bien mayor es tener al menos 5-10 diputados en el parlamento que digan lo que yo digo, que piensen lo que yo pienso, que defiendan lo que yo defiendo. Y si alguna vez son una fuerza necesaria para formar gobierno, habremos dado un gran paso para que, en un futuro, el partido mayoritario de la derecha haga de verdad políticas de derecha en el terreno de los valores.
Respecto a la Iglesia, valga decir que la postura adoptada por la FERE en relación a la EpC ha pasado a ser, con todos los matices que se quiera, la postura adoptada por los obispos. La idea de que "la Iglesia propone y no impone" empieza a ser una especie de mantra que esconde el hecho de que la Iglesia no tiene la menor capacidad de imponer nada, pero sí podría ser todavía una fuerza decisiva a la hora de impedir que desde el gobierno se le dé la puntilla al cristianismo de este país. Aquí nadie pretende que Añastro pida al Vaticano que envíe a la Guardia Suiza a invadir España. Basta con que sea consciente de que enfrente tiene a un verdadero enemigo de la cruz, y que con un enemigo así, el consenso se convierte en cesión, la excesiva prudencia en cobardía y el pacto en traición a nuestros valores. No veo yo a los obispos venezolanos conformándose con cubrir el expediente ante Chávez. No veo yo a los obispos mejicanos evitando el enfrentamiento abierto con los políticos que, con nombres y apellidos, defienden el aborto y el matriomonio gay. No veo yo a muchos obispos católicos norteamericanos escondiéndose detrás de la casuística, para no decir que Pepe Pérez Martínez no puede comulgar porque pretende ser un político católico y a la vez declara públicamente su apoyo al "derecho a decidir" de la mujer.
Todo eso lo sabe Zapatero. Y como lo sabe, seguirá por la senda que se ha marcado mientras la crisis económica, a la que sus valores le impiden enfrentarse como es debido, no se le lleve por delante. Por tanto, si en lo que queda de legislatura nos plantea una ley de libertad religiosa que suponga un auténtico retroceso del cristianismo en este país o si llega a proponer una ley que legalice la eutanasia, que nadie diga que lo hace para distraer al personal y para que se hable de otra cosa además de la crisis. No, él hará eso porque eso es lo que quiere para España y porque, ante la certeza de que el PP no desandará ese camino, es preferible cumplir con toda su agenda social en ocho años antes de que arriesgarse a que en el 2012 los españoles le manden para casa sin haber acabado la misión para la que el Gran Arquitecto le ha llamado.
Luis Fernando Pérez
3 Comments:
Yo entiendo que Zapatero es, probablemente, uno de los presidentes más "cristianos" que ha tenido España. Me explico: su defensa de los emigrantes, de los pobres, de los desfavorecidos, de los necesitados de asistencia, de las mujeres, los homosexuales, los excluidos de la sociedad.
Sin embargo todo esto se ha hecho contra la Iglesia, sin contar con Dios y el resultado ha sido el contrario que el que buscaba. Los emigrantes sin control saturan la sociedad, el dinero "repartido" en organizaciones no gubernamentales se ha dilapidado.
Para mi, en el fondo, es un debate sobre algo que lleva siglos en la Iglesia Católica, la defensa de los pobres o la defensa de Dios. Los dos mandamientos, el primero y mayor (amar a Dios sobre todas las cosas) y el semejante al primero (amar al prójimo como a ti mismo).
En definitiva no sólo no se puede amar a Dios sin amar al prójimo sino que también es imposible amar al prójimo sin amar a Dios, y ese ha sido el error de Zapatero. No entender que además de caridad tiene que haber justicia
Excelente artículo, Luis Fernando. Lo suscribo desde la primera letra hasta la última.
Manuel, por el Amor de Dios: ¿Zapatero defiende a los pobres, a las mujeres y a los homosexuales? No se lo cree ni usted en ninguno de los tres casos. A los pobres sólo les está ayudando a crecer en número, a las mujeres sólo se nos quiere ayudar a matar a nuestros hijos y a los homosexuales no se les ha hecho ningún favor queriendo dar carta de naturaleza a sus relaciones inmorales y mintiéndoles diciendo que eso es un matrimonio. También los homosexuales tienen almas que salvar...
Nova, comparto su opinión sobre el resultado de la política de Zapatero, pero tanto el como mucha gente en España considera que el objetivo de su política es la defensa de los desfavorecidos.Y ahí está el problema: los católicos no hemos sido capaces de explicar que la caridad para con los demás no puede estar en contradicción con el derecho de propiedad, beneficio empresarial, deseo de lucro legítimo. Para muchos españoles, muchos católicos, la riqueza es inmoral en si misma, y si alguien defiende que no hay sitio para más inmigrantes y se define católico o pide que la sanidad pública gratuita tenga límites, entonces se le acusa de mal cristiano, de mal católico. Por eso pienso que Zapatero crece en un "caldo de cultivo" católico, de un catolicismo anterior a la centesimus annus.
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