Pensiones: si hay que hacer algo, hágase ya
Imagínese el lector que acompaña al médico a un familiar muy querido para conocer los resultados de unas pruebas realizadas quince días atrás. Nada más entrar en la consulta, la cara del galeno hace temer lo peor. Efectivamente, nuestro familiar tiene cáncer. "Pero", dice el doctor alegrando su expresión, "lo hemos pillado a tiempo. Si usted se somete a un tratamiento de quimio y radioterapia, podemos llegar a curarlo. Incluso podemos plantearnos la cirujía". Entonces nuestro familiar pregunta: "¿Y eso duele? ¿eso es molesto?". El doctor, sorprendido, responde: "Hombre, pues sí. Son tratamientos con efectos secundarios molestos e incluso dolorosos". "¡Ah!", salta el enfermo, "¡Entonces nada! Ya se me curará solo". Nosotros, por supuesto, nos echamos las manos a la cabeza e intentamos, por todos los medios, convencer a nuestro ser querido de lo suicida de su actitud, pero no hay manera de lograr que cambie de opinión. El médico nos advierte: "Si no se pone en tratamiento pronto, llegará un momento en que ya sea tarde".
Desde que yo manifesté interés por la realidad política y económica de España he oído que había que revisar el sistema de las pensiones en España. Los buenos médicos, en este caso economistas, dieron una serie de indicaciones sobre lo que había que hacer pasa salvar el enfermo. De hecho, fueron muy claros: "Si no se toman esas medidas, llegará un momento en que el sistema quebrará y no se podrán pagar las pensiones". Pero claro, las medidas "duelen". Y quienes tienen que tomarlas, los políticos, no están por la labor de pagar el posible impuesto electoral que supondría reformar el sistema de pensiones de arriba abajo. Como mucho han dado aspirinas al enfermo. Pero el cáncer no se cura con pastillas para la tos, ni la gangrena desaparece echándole mercromina a la herida.
El gobierno de Zapatero ha entrado ya en el terreno de un humor negro que maldita la gracia que hace. Es decir, si no fuera porque lo que está en juego es nuestra supervivencia económica cuando lleguemos a la edad de jubilación, sería graciosísimo ver cómo ministros y altos cargos hacen el ridículo proponiendo medidas por la mañana y retirándolas al mediodía cuando los sindicatos exhiben sus uñas afiladas. Si no fuera porque en Europa van a pensar que somos un país de opereta, nos partiríamos de risa al comprobar como el ministerio de la señora Salgado parece guiarse por un guión de comedia de Ozores.
Pero no, no es gracioso ver que estamos en manos de un gobierno inútil, cobarde, rehén de su propio populismo. Y la oposición, por llamar de alguna manera a lo que hace el señor Rajoy, tampoco parece estar por la labor de arrimar el hombro. Nada de decir al "enfermo" que hay que operar o se muere. Eso es demasiado "facha". ¿Que las pensiones se van al cuerno dentro de 15 años? Sí, ¿y bien? ¿qué más les da a los políticos? ¿acaso ellos, que tienen garantizado un retiro dorado, van a sufrir las consecuencias?
Hay otros países, como Chile, que han adoptado una estrategia que parece dar buenos resultados. La capitalización de las pensiones, que son gestionadas no sólo por el Estado sino por entidades privadas, está funcionando. El dinero que te quitan de tu nómina va a una cuenta tuya, y ahí se queda hasta que te jubiles, de forma que cuando llega ese momento, el estado no tiene que darte nada que no sea tuyo. Por supuesto, ese mismo estado cubrirá los mínimos sociales necesarios para sostener a quienes por las razones que sea, han de recibir pensiones no contributivas. Pero dile tú eso a la izquierda española y a los sindicatos, y verás. Viven anclados en un pasado absurdo, de soflamas inútiles, de reivindicaciones que han demostrado ser una de las causas de la crisis. Y así nos va a ir. Zapatero, y me temo que también Rajoy, seguirán dando Frenadol y Couldina a un enfermo con cáncer de pulmón, que además quiere seguir fumando.
La mejor política social es la encaminada a que cada vez haya más gente que no necesite ser ayudada por el Estado para sobrevivir. Una sociedad subsidiada tiene como destino seguro el fracaso y la ruina. La clase política propone seguir con el modelo de la cigarra. Pero necesitamos la actitud de la hormiga aunque ahora nos cueste dar ese paso. El invierno no es que se acerque. Es que lo tenemos ya encima. Me temo que nos vamos a congelar.
Luis Fernando Pérez
PD: Entrevista de César Vidal al profesor José Barea, que sabe lo que hay que hacer y por qué no se hace.
1 Comments:
No se puede retrasar la edad de jubilación mientras haya gente que se prejubile con cincuenta años. No es justo.
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