Garzón, ¿final de trayecto?
Todo parece indicar que estamos ante el fin de la carrera judicial de uno de los jueces más controvertidos que ha tenido España en su historia reciente. Don Baltasar Garzón puede ser apartado de la Audiencia Nacional debido a la más que segura imputación del delito de prevaricación por parte del Tribunal Supremo. Y si finalmente fuera encontrado culpable, sus años como juez habrían llegado a su fin.
El personaje es de los que dejan huella. Su fama alcanzó altas cotas cuando pasó de investigar los Gal a ser diputado en el Congreso y luego, una vez que Felipe González no le hizo ministro, volvió a la Audiencia para retomar la investigación sobre los Gal, llevando a la cárcel a toda la cúpula de Interior del gobierno socialista. Mi opinión sobre lo ocurrido es que ni era lógico que un juez pudiera pasar a la política y volver a la judicatura para encausar a quienes fueron sus camaradas políticos, ni tampoco era admisible que el terrorismo de Estado, y la corrupción económica adjunta el mismo, quedara tapado bajo la alfombra de la impunidad. De los Gal sacamos dos conclusiones: al PSOE la legalidad le importaba un pimiento y Garzón era un tipo "peligroso". Nada ha cambiado desde entonces.
Hacer un listado prolijo de las actuaciones de Garzón desde tiempos de los Gal hasta ahora haría que este post fuera interminable, así que voy a evitar al lector semejante tortura. Baste recordar que tiene fama de muy mal instructor, lo cual ha provocado que en algunos casos los delincuentes hayan salido bien parados.
Lo que sí es evidente es que a este jienense de nacimiento, España se le quedaba pequeña. Él quería un reconocimiento mundial y por eso, cuando Augusto Pinochet decidió viajar a Londres para tratarse de una de sus variadas dolencias, Baltasar vio el cielo abierto y, con la oposición del fiscal Fungairiño, ordenó su detención. Aquello provocó un incidente diplomático de agárrate y no te menees, pero bien poco le importaba tal circunstancia a nuestro juez-estrella. Todo lo contrario. Cuanto más jaleo mediático, más subía su caché. El caso es que su interés en juzgar a dictadores de derecha ha sido al final la tumba en la que va a ser enterrada su carrera profesional.
Este juez metido a político, o político metido a juez -tanto monta, monta tanto- decidió hace un par de años que él solito podía ser el personaje que llevara a cabo, desde el punto de vista judicial, el programa zapateril de reavivar las heridas de la Guerra Civil. Si para ello tenía que pasarse por el forro todos los procedimientos habidos y por haber, pues se los pasaba: "La justicia soy yo", debió pensar Garzón, emulando a algún antecedente histórico monárquico absolutista. Y claro, se ha encontrado con que le han dicho: "Con la Justicia has topado, Baltasar".
Leer el auto del juez Luciano Varela Castro, magistrado de Sala de lo Penal del Supremo, por el que rechaza el sobreseemiento de la causa contra Garzón, es un ejercicio de sadomasoquismo puro y duro, en caso de ser un garzonófilo, o de éxtasis cuasi místico si uno se encuentra entre los que desean que alguien pare los pies al más claro ejemplo del fenómeno de los jueces-estrella en España. Don Luciano deja a don Garzón hecho trizas. Dicen bien aquellos que sugieren que más que un auto, parece una sentencia condenatoria.
Vamos a ver en qué acaba todo. Personalmente, tengo un gran interés en saber qué ocurrirá con el caso Faisán una vez que deje de llevarlo don Baltasar. Aunque conociendo al personaje, no descartaría que el juez le pegara carpetazo antes de que el CGPJ le retire de la Audiencia. Y como es imprevisible, tampoco se puede desechar que mañana eleve el posible procesamiento del mismísimo Rubalcaba al Supremo, por ser aforado. Estando Garzón por medio, todo puede pasar.
Podemos estar asistiendo a la caída definitiva de una estrella. Dudo que en el PSOE cometan la imprudencia de permitirle regresar a la política. Si es condenado por prevaricación, se le cierran las posibilidades de ser juez en algún tribunal internacional. Y una vez despojado de todo poder, su fama puede disolverse como el rocío bajo un sol primaveral. Durante un tiempo podrá dar conferencias y escribir algún libro, pero puede que en dos años nadie se acuerde de él. ¿Sabrá don Baltasar adaptarse a llevar una vida en el anonimato? Lo dudo mucho.
Luis Fernando Pérez
3 Comments:
Señor, no le conozco pero destila usted hacía el juez garzón un odio que no se merece.
El juez Garzón es mi heroe sin conocerlo solo por sus hechos.
Me entristece pensar en todos los asesinos que tras sus fechorias salen impunes.
Solo este juez ha tenido el valor de lidiar con causas, que teniendo que ser juzgadas por crimenes contra la humanidad, no lo eran porque a nadie se le ocurría.
No es sospechoso de estar con "izquierdas" ni con "derechas", porque a pegado a los dos palos.
Del gobierno Gonzalez se fue porque una vez dentro no le dejaron actuar contra las corruptelas variadas que tenía gobierno.
Y contra Pinochet fué porque era un genocida de su pueblo.
A ido contra eta.
A ido contra alcaeda.
A ido contra Busch y su campo nazi.
Que tiene de malo que persiga el mal donde esté, cuando nadie tiene el valor de hacerlo?
Estoy convencida que se equivoca Ud. y que al juez Garzón le quedan años de hacer justicia o al menos de intentarlo, aunque a Uds no les guste.
Txarra, ¿está usted de acuerdo conmigo en que un juez no debe de hacer justicia al margen de lo que indique el código de derecho penal?
¿o es que corresponde a los jueces inventarse las leyes para aplicarlas?
Es bueno el deseo de justicia. Es malo que un juez se arrogue a sí mismo el derecho a saltarse la legislación para hacer justicia.
Soy "lega" no entiendo de leyes, pero por lo que vengo leyendo los jueces del mundo le apoyan, las causas contra él no prosperan.
Espero que esta vez sea igual.
Sin acritud.
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