¿Fin al borboneo de Juan Carlos I?
Hace unos días escribí un post asegurando que la iniciativa de Su Majestad el Rey Juan Carlos I para buscar un pacto de estado de cara a solucionar la crisis, me parecía un intento de ayudar al gobierno de Zapatero. Tras escuchar argumentos de unos y otros en las diversas tertulias radiofónicas y televisivas a las que soy asiduo (Es.Radio, Intereconomía), he llegado a la conclusión de que lo ocurrido ha sido un acto puro y duro de borboneo. Es decir, el Rey, sin encomendarse a Dios ni al diablo, se ha metido a hacer de Celestina entre dos contendientes que tienen más ganas de arrancarse la piel a tiras que de arrejuntarse en amancebamiento público. Y además, tanto Zapatero como el PP de Rajoy le han venido a decir al Rey -con muy buenas maneras, eso sí- aquello de "métase en sus asuntos y déjenos en paz". O, en otras palabras, "usted no se meta en política, que para eso estamos los políticos".
Por si quedara alguna duda, el debate de ayer en el Parlamento ha demostrado que los dos principales partidos de España no piensan hacer ni repajolero caso a la petición real de consenso. Y es lógico. No puede haber un gran acuerdo entre un partido cuyo líder tiene unos valores muy firmes -tanto como peligrosos- y el partido cuyo único valor consiste en encontrar la forma de llegar a la Moncloa sin decir al pueblo lo que hay que hacer para salir del abismo económico en que nos encontramos.
Zapatero es de izquierdas y no hará una política económica sensata ni así lo sometan a tortura malaya. Rajoy es de... Rajoy... y no se acercará a Zapatero en aquello que él cree que le servirá para llegar a la presidencia de gobierno. Así que más le vale a don Juan Carlos no hacer de Juan Carlos, porque puede acabar con su imagen muy deteriorada. Y anda que están las cosas en España como para que la monarquía salga mal parada por el borboneo del Borbón reinante. Podría poner en peligro el reinado del Borbón sucesor, del que tengo la impresión de que ve con preocupación que su padre no acaba de entender que a estas alturas de la película, cuando no ha movido un solo dedo ante temas que ponían en peligro la unidad de España, no es sensato olvidarse cuál es su papel constitucional. Ese papel no es forzar públicamente consensos imposibles entre quienes no quieren consensuar. Esas cosas se hablan en privado y si se ve que lo que no puede ser, no puede ser, pues uno se calla y no la lía más.
Esperemos que don Juan Carlos haya aprendido la lección. Si no, habrá que decirle aquello de "¿por qué no te callas?".
Luis Fernando Pérez
1 Comments:
Antes saldrá de España con los pies para adelante, que hacer caso a nadie.
¡Menuda es su Real Majestad...!
Y si no, al tiempo.
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