Día difícil
Hoy al mediodía enterramos al lolo. Ha sido una jornada especialmente difícil para todos los que le queríamos. Todo el pequeño pueblo de Pallaruelo ha estado en la Iglesia y la mayoría nos ha acompañado luego al cementerio. Durante la misa funeral he estado sentado al lado de mi primogénito, José Luis. El chico ha llorado durante casi toda la ceremonia y muy especialmente cuando se ha leído el Salmo "el Señor es mi pastor, nada me falta...".
El resto del día ha sido un constante cruce de miradas y de intentos de hablar de cosas que nos distrajeran un poco de nuestros pensamientos afligidos. La vida sigue y aunque el dolor nos acompañará en las próximas jornadas, lo peor ya ha pasado.
Me viene a la memoria una cita preciosa de San Agustín:
Una flor sobre su tumba se marchita.
Una lágrima sobre su recuerdo se evapora.
Una oración por su alma, la recibe Dios
Hoy hubo flores y lágrimas. También oraciones, claro. Ellas son ahora nuestra mejor forma de demostrar el amor que teníamos al abuelillo que se nos ha ido.
Dios tenga misericordia de todos nosotros
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